París es una ciudad de altares: altares para el amor, para la muerte, para la memoria. Pero hay uno que no aparece en las postales ni en las rutas oficiales de turismo; uno que está escondido entre cipreses y lápidas gastadas del cementerio Père-Lachaise, y que ha sido consagrado, extrañamente, a la fertilidad… y al deseo carnal.
La Victoria: Una cárcel donde reina la supervivencia

ACTUALIDAD
Por Gerard Mateo
Una realidad subyacente
En el Centro Penitenciario de La Victoria, en la República Dominicana, cientos de reclusos viven en condiciones inhumanas. La sobrepoblación, el uso deliberado de la fuerza bruta por parte de los agentes encargados de su vigilancia, y la ineficiencia en el área de la salud son algunos de los temas que merecen ser atendidos por las autoridades competentes.
Las paredes de esta cárcel cuentan una realidad subyacente de la cual muchos no desean hablar. En esta ocasión, exteriorizamos la vida de un reo que se identifica como "El perro".
Según expresó, fue condenado a 30 años por homicidio, de los cuales lleva alrededor de 16 años en prisión. Este privado de libertad tiene una esposa y una hija, quien, de forma irónica, "es policía". Todo lo ocurrido en su vida lo ha llevado a una introspección, con el propósito de cambiar el rumbo de su existencia.
En su camino de redención encontró refugio en los estudios. Hoy en día, es un maestro voluntario en la escuela vocacional, la cual, junto al INFOTEP, trabaja de la mano para ayudar a los reclusos con su reinserción a la sociedad.
Los años que ha durado en prisión le han servido para conocer de forma directa el drenaje del sistema carcelario de La Victoria, el cual está totalmente divorciado de la realidad de las calles del país.
El perro aseguró que en este sistema gobiernan el dinero y la traición: "Confiar en la persona incorrecta te puede llevar a la muerte". Este sistema se puede clasificar como "anárquicamente funcional", donde la sobrevivencia es el objetivo principal.
Como toda estructura, la cárcel de La Victoria tiene algunos eslabones fuertes y otros débiles, los cuales pueden tanto sostener como provocar el colapso total del engranaje de este sistema.
El perro enfatizó algunas áreas que requieren ser intervenidas. Según explica: "Cuando los reclusos se enferman, la asistencia médica es pírrica, dejando a los privados de libertad vulnerables". En ese sentido, denunció el uso arbitrario de la fuerza bruta por parte de los policías.
El recluso continuó su relato, en el cual también resalta que no todo es negativo. Hay luz en la tiniebla. En ese sentido, la Asociación de Universidades del País (ADOU), junto a la Universidad Abierta para Adultos (UAPA), implementó un programa de educación superior en la cárcel de La Victoria, convirtiéndola en un santuario para los reclusos que, como El Perro, desean superarse.
Uno de los entrevistados, quien prefirió mantenerse en el anonimato, explicó que alrededor de cien privados de libertad son egresados de ADOU y UAPA. Enfatizó que, en la actualidad, dos de los reclusos que participaron en el programa ya han recibido su libertad y fueron insertados en el área laboral correspondiente a su campo de estudio.
Entre las carreras más solicitadas se destacan: Derecho, Ingeniería en Sistemas, Ciberseguridad y otras.
Esta es la cruda realidad a la que se enfrentan los privados de libertad: un lugar que, en teoría, debería servir para la reflexión y el cambio de actitud, pero que en la práctica lleva a muchos a sucumbir ante las presiones, arrastrándolos más hondo en el fango.
Pero no todo está perdido. Todavía hay esperanza. Personas como El Perro se la han jugado para cambiar el rumbo de su vida y poder así salir del hoyo en el que se encuentran.
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